EUROPA
PRESS
19 noviembre
2018
Descubren
quién da la orden al cerebro para dejar de comer
Investigadores de Alemania y Finlandia
han demostrado que la llamada "grasa marrón" interactúa con la
secretina de la hormona intestinal en ratones para transmitir al cerebro
señales nutricionales sobre la saciedad durante una comida. El estudio, que se
publica este jueves en la revista 'Cell', refuerza
nuestra comprensión del papel que se sospechaba durante mucho tiempo que tenía
el tejido adiposo marrón (BAT, por sus siglas en inglés) un tipo de grasa
corporal que genera calor cuando un animal está frío en el control del consumo
de alimentos.
"Demostramos una conexión entre el intestino, el
cerebro y el tejido marrón, descubriendo una faceta previamente desconocida del
complejo sistema regulador que controla el balance de energía", afirma el
autor principal de este trabajo, Martin Klingenspor, presidente de Medicina Nutricional Molecular
de la Universidad Técnica de Munich, en Alemania. "La visión de la grasa
marrón como un simple órgano calefactor debe revisarse, y se debe prestar más
atención a su función en el control del hambre y la saciedad", plantea.
Durante una comida, las señales codificadas por las hormonas
intestinales llegan al cerebro a través de la sangre o a través de los nervios
activados en el intestino delgado. El trabajo de Klingenspor
y sus colegas indica que la hormona intestinal secretina, reconocida por
primera vez en 1902 por estimular el páncreas y secretar bicarbonato para
ayudar a que el intestino delgado neutralice el ácido y digiera los
macronutrientes, tiene un papel poco apreciado en la saciedad.
En su estudio, los ratones hambrientos que fueron inyectados
con secretina habían suprimido los apetitos. La inyección de ratones con
secretina también aumentó la cantidad de calor que producía su grasa parda. Los
ratones con tejido graso marrón inactivado, sin embargo, no experimentaron la
misma supresión del apetito cuando se les inyectó la hormona, lo que sugiere
que es el efecto de secretina sobre la BAT lo que causa la sensación de
plenitud.
Niveles de
secretina, vinculados con la actividad de la grasa marrón
Además de estudiar los efectos de la secretina sobre la
grasa marrón en ratones, se midieron los niveles de secretina en 17 voluntarios
humanos. En un estudio en Finlandia, se midió el consumo de oxígeno en los
tejidos marrones y la absorción de ácidos grasos en la sangre de los
participantes después del ayuno nocturno y de 30 a 40 minutos después de una
comida. Los científicos encontraron que los niveles más altos de secretina en
la sangre de los sujetos correspondían a grasa parda más metabólicamente
activa.
Klingenspor dice que un día se podrá saber
lo suficiente sobre la conexión de la secretina con la grasa marrón para
estimular la producción de secretina al comer ciertos alimentos.
"Cualquier estímulo que active la termogénesis de la grasa parda podría
potencialmente inducir la saciedad, subraya. La secreción de secretina es
sensible a los nutrientes, por lo que comer el activador correcto podría ser
útil para promover la saciedad y reducir el tamaño de las comidas y la ingesta
de calorías".
Este experto cree que las funciones de la grasa parda en el
control del hambre y la saciedad la convierten en un objetivo particularmente
atractivo para los nuevos enfoques para tratar la obesidad. A su juicio,
dirigirse a la grasa marrón a través de la secretina podría ser prometedor para
futuras intervenciones nutricionales o farmacológicas contra la obesidad y la
enfermedad metabólica.